La Iglesia de León ha comenzado esta tarde el camino sinodal de este tiempo que ya vive toda la Iglesia universal, con una celebración de la Palabra que acogía la Catedral y que presidió el obispo, el padre Luis Ángel de las Heras. En un templo lleno de fieles, en unas circunstancias que han testimoniado en la Iglesia de León la superación de todo lo que ha supuesto la pandemia, comenzaba esta celebración con una oración especial en el bautisterio del primer templo diocesano para remarcar la común unión de todos los fieles por el sacramento del bautismo, que daba paso a una procesión por el interior del templo, desde la girola a la nave central, con la imagen de la patrona, la Virgen del Camino.
‘ES LA HORA DE TODOS’
Tras la proclamación de la Palabra, el padre Luis Ángel sintetizó el sentimiento de esperanza y alegría con el que ha comenzado el sínodo al asegurar que “es este un día grande para la Iglesia que peregrina en León, un día en el que recordamos y festejamos que el Señor nos ha convocado como Iglesia peregrina y que es la hora de todos, todos somos la sal de la tierra y la luz del mundo”. En su intervención, el prelado legionense remarcó esa idea de que “es la hora de todos”, ya expresada en su carta pastoral para este curso, puesto que “nos complementamos laicos, consagrados, clérigos, mayores y pequeños, catequistas, voluntarios… y cada uno puede y deber ser sal y luz en su vida, entre quienes vive, con quienes trabaja y se encuentra, cada uno puede ser sal y luz con su vocación y con su compromiso de misión”. “Somos peregrinos siempre en camino y queremos caminar juntos en la misma dirección”, indicó Mons. De Las Heras para referirse a los “tres verbos que ha elegido el Papa Francisco, encontrar, escuchar y discernir que impulsan las tres expresiones teológicas del lema sinodal: comunión, participación y misión”. Y desde esa llamada al encuentro de comunión, la escucha como hermanos para la participación de todos “porque todos tenemos algo que decir y mucho que escuchar” y el discernimiento para “producir cambios que necesitamos”, el obispo de León animó “a este camino sinodal como proceso que nos ha de transformar iluminando la misión, con el sueño misionero de poder llegar a todos para dar a conocer a Jesucristo”. “Dispongámonos, pues, a escuchar al Espíritu que habla a esta Iglesia de León” aseguró Don Luis Ángel, para concluir pidiendo “que nadie se quede al margen, por favor, porque todos tenemos la palabra y un puesto en la Asamblea del Señor, y que cada uno de nosotros sea en su vida sal y luz, pero conscientes de que seremos más sal de la tierra y más luz del mundo caminando juntos y unidos en este tiempo de gracia y esperanza, en esta hora de todos que confiamos al Señor”.
TESTIMONIOS Y SIGNO DEL ESPÍRITU SANTO
Tras este mensaje inicial en este camino sinodal que hoy ha empezado a recorrer la Iglesia de León, la celebración marcó ya el tono de esta fase del sínodo con los testimonios que desde el ambón de la Pulchra fueron ofreciendo distintas personas, representantes de realidades eclesiales como la de los sacerdotes, los seminaristas, los diáconos, la vida consagrada, los jóvenes o las familias, con distintas ofrendas de sal y hasta un simpático guiño a la luz con los plomos de una instalación eléctrica. En todos estos testimonios se fue sucediendo un mensaje común en torno a la importancia de la vivencia de la fe desde la diversidad, alternado con cantos de invocación al Espíritu Santo. Una diversidad que también se plasmó en la presentación de los seis arciprestazgos, con representantes que fueron componiendo en un panel situado en el presbiterio el mapa de la planta diocesana, al tiempo que recibían de manos del obispo Luis Ángel una lámpara y el deseo de que “Cristo es la luz del mundo, que esta luz os acompañe y la mantengáis viva en vuestro arciprestazgo y en vuestros corazones durante este camino sinodal”.
Esta celebración de la Palabra, que contó con representación institucional en la persona del alcalde León, José Antonio Díez, y del consejero de Fomento de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, finalizó con la bendición que impartía a todos los participantes el obispo Luis Ángel de las Heras y la presentación de los seis integrantes del Equipo de Consulta Sinodal que se encargará de impulsar este proceso en toda la Diócesis, que al concluir la celebración entregaron a cada uno de los fieles que esta tarde se reunieron en la Catedral una insignia en forma de paloma, “signo de la presencia del Espíritu en estos trabajos sinodales” y con un prolongado a aplauso para el Espíritu Santo que solicitó a todos el padre Luis Ángel.